This Could Be The Place
Colaboración con Katherine March Driscoll
Galería Progreso
Ciudad de México
2016

Impresiones cromogénicas digitales, texto.

This Could Be The Place

Las relaciones construidas en los bares frecuentemente se fundan en alcohol y cigarros. Entrar a un bar significa entrar a un lugar de circunstancias, donde se puede dar la oportunidad de conocer a alguien.

La relación en cuestión comenzó sentados en la barra; siempre los primeros en llegar a las fiestas, evitando hacer contacto visual y reconociendo, resignados, ese algo que no podía ser más de lo que era. Para incrementar las posibilidades de un encuentro a solas, manteníamos la misma rutina madrugadora; fumábamos incontables cigarros (los dos dejamos de fumar casi de manera inmediata después de que la distancia y las circunstancias nos separaron) e íbamos a bares por las noches, siempre en grupo.

Hay gente que dice que todos tenemos un doble en algún lugar del mundo, alguien muy parecido a nosotros: el gemelo perdido, la “versión bizarro”, el doppelgänger. Al parecer, se puede decir lo mismo acerca de los lugares.

Aparición

Quimera

Irrealidad

Sueños despiertos

Castillos en el aire

La cantina Tío Pepe fue fundada en 1902 en la Ciudad de México, una de las más viejas de la ciudad; sobrevive en una parte del centro histórico que cambia rápidamente. El Joe’s Bar se encuentra frente a un molino de papel en Ancram, Nueva York – un pequeño pueblo en el Valle del Río Hudson– y sirve como único punto de reunión para que los trabajadores de la papelera sacian su sed. Ahí se encontraba el hotel Sunny View antes de que un fuego lo destruyera en 1971. La inmovilidad arbórea de estos sitios hace que cumplan la misma función en sus respectivos lugares; cada uno construye historias que sólo se conectarán en escenarios muy improbables. Aunque esta conexión se dé ya sea a través de los clientes regulares o de los extraños que están de paso, estos lugares gemelos están destinados a estar separados.

Destinados a estar separados.

Es reconfortante ver un espacio familiar cuando estás lejos de casa, inmerso en lo desconocido. Estar enraizados en esos lugares hace que nos parezcan dignos de fiar, con la certeza de que siempre estarán ahí, de que son permanentes si pueden aguantar el paso del tiempo.

La fotografía trabaja de este mismo modo: siempre familiar, siempre un doble, siempre separada de su referente. Estas imágenes representan esa quimera, el intento de cada uno de trasplantarse en el escenario opuesto; un anhelo mutuo por algo que no existe; una aparición de la misma cosa en un lugar distinto; un intento de estar presente en donde uno no está.

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