Mi ciencia se llama caminología (strollogy). La caminología examina las secuencias en las que una persona percibe sus alrededores.
A pesar de todas las salvaguardas, procedimientos y rechazo de propuestas de construcción, las quejas por el afeamiento (uglyfication) del ambiente y la destrucción del paisaje crecen día con día.
– Lucius Buckhardt
Strollogical observations on Perception of the Environment and the Tasks Facing our Generation
Es experiencia común del caminar el descubrir espacios en campos y ciudades que acumulan cambios para mal cuando los revisitamos. Aún cuando pareciera que la protección de los espacios naturales e históricos es prioridad, el poder y el capital siempre aprovechan los lapsos de desatención de los ciudadanos para operar su voluntad renovadora.
Los espacios que ofrecen una imagen limpia y agradable para ser vistos y fotografiados se reducen en el mundo. El futuro de la imagen fotográfica es el del escapismo por vía de la escenificación o la manipulación digital; o la resignación con respecto al afeamiento del mundo y sus imágenes. Hace seis décadas el fotoconceptualismo adoptó la no-técnica como estrategia para abordar la creación fotográfica. Hoy en día este amateurismo sucede fuera de cuadro; es el mundo el que se presenta mal hecho, carente de composición, intención y armonía.
Estas imágenes registran el pasado reciente (2013-2019) de dos sitios con eco histórico: la playa en la que Cortés desembarcó en Veracruz, y la esquina de la antigua Tenochtitlan donde Moctezuma conoció a Cortés. Estos lugares dieron la bienvenida a este nuevo paradigma visual, fue donde la tormenta que Cortés trajo pegó primero. Testimonio doble: el de la renovación histórica que afea el mundo y, el recordatorio de cómo las generaciones vivas y capaces únicamente registramos con cierto disfrute este deterioro para crear imágenes que entronan la fealdad y se erigen cómplice de los gestos estéticos de autoridad que plasmamos sobre el territorio cotidianamente.